15/9/08

El placer de vagabundear


Los extraordinarios encuentros de la calle. Las cosas que se ven.
Las palabras que se escuchan. Las tragedias que se llegan a conocer.
Y de pronto, la calle, la calle lisa, que parecía destinada a ser
una arteria de tráfico con veredas para los hombres y calzada
para las bestias y los carros... se convierte en un escaparate,
mejor dicho, en un escenario grotesco y espantoso.



Roberto Arlt.