11/6/10

los nadies

Hasta hace veinte o treinta años, la pobreza era fruto de la injusticia. Lo
denunciaba la izquierda, lo admitía el centro, rara vez lo negaba la derecha.
Mucho han cambiado los tiempos, en tan poco tiempo: ahora la pobreza es
el justo castigo que la ineficiencia merece, o simplemente es un modo de
expresión del orden natural de las cosas. La pobreza puede merecer lástima,
pero ya no provoca indignación: hay pobres por ley de juego
o fatalidad del destino.

Los medios dominantes de comunicación, que muestran la actualidad del
mundo como un espectáculo fugaz, ajeno a la realidad y vacío de memoria,
bendicen y ayudan a perpetuar la organización de la desigualdad creciente.
Nunca el mundo ha sido tan injusto en el reparto de los panes y los peces,
pero el sistema que en el mundo rige, y que ahora se llama, pudorosamente,
economía de mercado, se sumerge cada día en un baño de impunidad. La
injusticia está fuera de la cuestión. El código moral de este fin de siglo
no condena la injusticia, sino el fracaso.

[...]

En un sistema de recompensas y castigos, que concibe la vida como una
despiadada carrera entre pocos ganadores y muchos perdedores, los winners
y los loosers, el fracaso es el único pecado mortal. El orden biológico, quizás
zoológico. Con la violencia ocurre lo mismo que ocurre con la pobreza. Al sur
del planeta, donde habitan los perdedores, la violencia rara vez aparece como
un resultado de la injusticia. La violencia casi siempre se exhibe como el fruto
de la mala conducta de los seres de tercera clase que habitan el llamado Tercer
Mundo, condenados a la violencia porque ella está en su naturaleza: la violencia
corresponde, como la pobreza, al orden natural, al orden biológico o quizás
zoológico de un submundo que así es porque así ha sido y así seguirá siendo.

Noticias de los nadies x Eduardo Galeano